Archive for the ‘Cuentos’ Category
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Deje que le cuente una historia: Érase una vez – que tenía todos los dientes naturales en la boca, es decir, hasta que tenía nueve años de edad. Aquí es cuando empezó a cambiar mi vida …
… Siendo una niña pequeña, todas las mañanas solía dejar mi casa en compañía de mi hermano mayor y caminar junto con nuestros amigos hacia la escuela a pocas cuadras de distancia de la casa.
Todos en el vecindario ponían sus botes de basura en la acera para que los recogieran los colectores de la ciudad. Mis amigos y yo jugábamos a recoger algunas de las cosas fuera de los botes y sólo por diversión lanzarlas unos a otros diciendo: «¡Hey José atrapa esta!» Tiramos cosas como un muñeco de peluche desgastado, una vieja cáscara de plátano o un gorro descocido.
Pues bien, en uno de esos días un amigo me gritó: «Diana, aquí -¡Piensa rápido!» Como sucedió, no oí lo que dijo, me di la vuelta para mirarlo y empecé a preguntar: «¿Qué has dicho?» … Justo en ese momento, una vieja tetera pesada golpeó mi cara! Para no hacer más larga la historia, ese evento me costó mis dos dientes delanteros… y mi sonrisa. Es decir, ¡cambió mi vida para siempre!
Después de varias visitas al dentista empecé mi nueva vida como portadora de una prótesis parcial. Después de un poco de práctica, ya era capaz de sonreír con timidez, pero nunca me sentí «normal» de nuevo. ¿Por qué? Porque sentía que yo era la única persona de mi edad que tenía que usar dientes «falsos» y no quería que nadie lo supiera. Antes del accidente, me divertía y reía y sonreía todo el tiempo. Después del accidente – todo cambió. Mi nueva vida como un portadora de una dentadura postiza había comenzado.
Por ejemplo: tenía que acostumbrarme a usar mi nueva dentadura, a comer y hablar normalmente. Pero había cosas que no podía hacer como morder una manzana. Tuve que aprender a cortar mis bocados con cuidado y lo peor, ya no podía hacer algo que me gustaba mucho… silbar!
Otro efecto secundario de usar dentadura postiza era que después del accidente, encontré difícil sonreír. Yo era muy consciente de la sonrisa. Debido a eso, mis amigos ya no me frecuentaban igual, en lugar de invitarme a jugar con ellos, me dejaron sola y siguieron su camino sin mí. Recuerdo el momento en que uno de los chicos de mi clase me dijo: «Diana ¿cómo es que ya no sonríes?, me gustaba mucho cuando lo hacías»
Creo que es fue el momento clave que me ayudo a decidir superar mi vergüenza acerca de usar dentadura postiza. A partir de entonces, he hecho un punto y aparte. Estoy lista para sonreír y «mostrar» mis dos (falsos) dientes delanteros cada vez que tengo oportunidad. Desde entonces, poco a poco, a lo largo de los años, he aprendido a manejar mi nueva vida con las dentaduras.
He querido contar esta historia porque quiero tratar de ayudar a quien lo necesite a superar cualquier sentimiento de pena o vergüenza por usar una prótesis dental. Si le faltan algunos dientes y se muestra reacio a sonreír, visite a su dentista y anímese a reemplazar esa vieja prótesis por una más moderna, que le realicen el tratamiento más conveniente para que pueda disfrutar más de la vida. Claro, va a costarle algunos dólares pero créame, va a ganar una gran confianza en sí mismo, se va a ver y sentir mucho mejor y la calidad de su vida se verá gratamente beneficiada. Recuerde, cuando cambia su sonrisa – cambia su vida.
Hasta la próxima!!!
¡Un Murciélago!
Posted on: 20 May, 2017
- In: Cuentos | Humor | Para reir
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El otro día, un murciélago entro volando a la casa; encontró el camino hasta el baño y se colgó, patas arriba, encima del inodoro. Como yo soy “El hombre de la casa”, era mi obligación de varón librar mi hogar del monstruo.
Fui por la escoba. Armado con ella, abrí la puerta del baño y le arrojé un cojín a aquella cosa. No se movió. Entonces me sobrecogió una antigua sensación: la que experimento cuando me mandan a la planta baja, de noche, para ver que produjo un ruido. Ser hombre no modifica el hecho de que les tengo miedo a los murciélagos, y mi sensación se puede resumir en una palabra: atrapado.
Creo que todos los hombres han tenido la sensación de estar atrapados en algún papel masculino. A veces, se trata de una cuestión tan trivial como cortar el pavo o tener que fingir que se sabe algo de mecánica automotriz. Pero en otras, la trampa es algo perverso. Hay muchos hombres que preferirían no ser el varón modelo.
Lo que esos hombres anhelan es la libertad de ser lo que quieren ser sin dejar de ser hombres, pero parecen tener miedo de abandonar sus papeles tradicionales. Es como si ser hombre no correspondiera a lo que uno es, sino a lo que hace y la forma en que lo hace.
Mientras acechaba al fiero y espantoso murciélago, me pregunté: ¿Qué habría pasado si le hubiera dicho a mi esposa que no iba a enfrentarme a esa cosa? Pero no pude. Lentamente, abrí la ventana y cerré la tapa del inodoro. Alce la escoba sobre mi cabeza y lo barrí hasta sacarlo por la ventana. Y así, sin más, se fue.
Mi esposa estaba emocionada. Un huésped de la casa quedo pasmado y, a la mañana siguiente, mi hijo se mostró entusiastamente sorprendido. Me preguntaron cómo había logrado deshacerme del murciélago. Empecé a contarles… pero me detuve. ¡Un hombre no presume de esas cosas!
-Una interesante y divertida narración de Richard Cohen. Me parece que hace tiempo fue publicada por la Revista Selecciones, la recuerdo porque mi mamá las coleccionaba, era una estupenda publicación. Agradezco a José Solaris por compartir.
- In: Cuentos | Para pensar | Para Sentir | Sin categoría
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Ayer por la tarde recibí un mensaje de mi amiga Sandra que contenía esta bella historia, no se si es muy conocida o no, pero a mi me ha producido una gran ternura y me gusta la idea de compartirla con quienes visitan mi blog. Gracias Sandra, no me escribes muy seguido pero cuando lo haces siempre lograr emocionarme. Buen día para todos mis amigos y lectores, y no olviden regar su árbol de manzanas.
EL ÁRBOL DE LAS MANZANAS
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope, comía sus manzanas y tomaba una siesta bajo su sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: «¿Vienes a jugar conmigo?» pero el muchacho contestó «Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos».
«Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero… Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes».
El muchacho se sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol y volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó: «¿Vienes a jugar conmigo?» «No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?»…
«Lo siento, pero no tengo una casa, pero…tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa». El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. «Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó «Estoy triste y volviéndome viejo.
Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?». El árbol contestó: «Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz».
El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: «Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte ni siquiera manzanas».
El hombre replicó «No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar…Por ahora ya estoy viejo». Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, «Realmente no puedo darte nada…. la única cosa que me queda son mis raíces muertas».
Y el hombre contestó: «Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años».
«Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa». El hombre se sentó junto al árbol y éste feliz y contento sonrió con lágrimas…
Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros.
El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá… Cuando crecemos los dejamos… Sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas… No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices.
Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como nosotros tratamos a nuestros padres…
Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado y si ya no están, que la llama de su amor viva por siempre en tu corazón y su recuerdo te dé fuerza cuando estés cansado…
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¿Te lo contaron a ti?, A mí…NO
Posted on: 29 abril, 2013
- In: Cuentos | Genial | Para pensar | Para reir
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Queridas amigas, para que rían un poco o un mucho.
Saludos cariñosos.
Con este mensaje recibí el día de ayer una imagen que contiene el muy conocido y bello cuento corto que hoy en día hay que contarle a nuestras niñas antes que el de Blanca Nieves.
Gracias mi querida amiga Azul por tu simpático envío, a decir verdad, lo he recibido antes de muchas maneras, pero esta es la más linda de todas por lo que pienso que merece tener un lugar especial en este blog que es… «Solo por Compartir»
A todos les deseo un día hermoso y les encargo que no dejen de enviarme sus mensajes llenos de cosas interesantes para compartir por aquí. Hasta pronto!
Da clic sobre la imagen para ampliarla.
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¿Quién fue Ródope?
Posted on: 13 junio, 2011
- In: Cuentos | Para disfrutar | Personal
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Esta historia me gusta mucho porque parece un cuento; resulta que Ródope, según una hermosa leyenda egipcia, era una celebrada cortesana (el equivalente a la Cenicienta americana), la historia cuenta que un día, mientras ésta se bañaba, un águila se llevó su sandalia, misma que Ródope había decorado con sus delicadas y laboriosas manos, y la dejó caer al lado de Psamético I, rey de Egipto. El monarca quedó embargado ante la belleza de la sandalia y mandó a sus hombres que buscaran a su propietaria. Y fue así como Ródope y Psamético I se conocieron, se enamoraron y se casaron, fueron muy felices y tuvieron una gran descendencia.
En la actualidad, Ródope, es una vasta cordillera de la península de los Balcanes que marca la frontera entre Bulgaria y Grecia, alberga una diversidad biológica y paisajística única. Se dice que hoy en día, quedan pocos lugares en Europa en los que exista tal abundancia natural y en donde conviva armónicamente una gran pluralidad religiosa y cultural.
El 70% de sus bosques está constituido por especies autóctonas; osos y lobos deambulan libremente por ellos y, en el cielo, las águilas y los halcones planean con magnificencia. Las Montañas de Ródope pueden presumir de una variedad de plantas que se cifra en 1.700 especies, de las que 15 son endémicas y sólo pueden encontrarse allí.
Por todo esto es que para mi, Ródope es símbolo de amor y alegría, vida y naturaleza, motivo por el que elegí esta palabra para identificarme en una de mis direcciones electrónicas que utilizo en otros servicios, esta es la respuesta para quienes me han preguntado… ¿Quién fue Ródope?
Montañas Ródope
Esta hermosa imagen es de Neverlandworld
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